viernes, 5 de junio de 2009

Minotauromaquia. Lara en el laberinto.



A un mes de mi partida, me encuentro perdida en una especie de laberinto intelectual: investigando al rey Minos, me he perdido completamente entre las fuentes y los datos arqueológicos. Tengo tortícolis de tanto mirar al fuerte sol, para orientarme, y empiezo a estar harta del trabajo que he escogido para hacer una memoria. (un momento de lucidez en un mar de tranquilidad) Trozos de mi estancia en este país de galos (estancia que, paradójicamente, he compartido principalmente con esos romanos que están tan locos) me pasan por la vista a velocidad supersónica, y me hacen dar vueltas y vueltas, desorientada y perdida en este laberinto…La guitarra sobre la silla, en el suelo nada más que un colchón… se pueden tocar las estrellas, en los reflejos de las botellas…
Las tardes viendo ponerse el sol, perdida por las pasarelas y los puentes del Sena… los parques, mi obsesión por los animales vertebrados, la patata que planté, la ciudad universitaria, las luces de París tatuadas en la retina que todos vemos cuando nos frotamos muy fuerte los ojos, la Sorbona, el Panteón, la Biblioteca de Sainte Genevieve, los cuervos en los pararrayos, los Jardines de Luxemburgo, un hombre preguntándome “Como… ¿sólo de ida? ¿es que no piensas volver?”… y mi propia sonrisa congelada mientras la idea se clavaba en mi estómago y empezaba a retorcerse, abriéndose camino hasta lo más hondo de mi corazón… “Si… me voy de París”. (Iría hasta el mismo infierno…por medio minuto más…quiero perderme…)
Pero en fin… Guardaré en tarros de miel todos los recuerdos mi último año de vida en la ciudad en la que siempre quise vivir.
Pero si tuerzo por este recodo, (esta pared no estaba aquí antes) y sigo en línea recta hasta…¡Ah! Si… En esta pared está mi larga lista de sueños : hay uno más tachado para siempre… el siguiente es irme a recorrer el mundo en una furgoneta. Lo peligroso es que ya he encontrado con quien, y parece que va más en serio que yo, así que probablemente acabe haciéndolo… pero creo que me voy a quedar un poco más en esta plácida balsa de aceite…mmmm…
A lo lejos está el minotauro, le oigo hocicar a las paredes (pobre, está tan sólo) y golpear con sus pezuñas el suelo arenoso… pero no me cogerá hoy…
De momento, atravesaré esta pared falsa (se veía a lo lejos que era un espejismo) y me iré a Alemania a excavar este verano… bueno, y a todas partes, por que no voy a parar de excavar.
De momento la sombra del minotauro que me persigue está cada vez más cerca, y necesito huir de aquí para esquivarlo. No me creo lo que dicen los atenienses de su padre, creo que era un buen tipo… aunque con demasiados genes de toro en su familia era de esperar que al menos un hijo le saliese algo animal.
Para todos los que hayais aguantado mis idas de olla en este blog: ya os queda menos. El día 26 (cómo no) dejo mi buhardilla, mi V arrondisement, mi Saint Michel, mi Rue Moufftard, mi Pont des Arts, mis Jardines de Luxemburgo, mis maravillosas vistas, mis amigos, mi mago Howl y su proyecto de castillo ambulante… y parte de mi juventud, una parte maravillosa.
Pero no os preocupeis… le he cogido tanto gusto al blog, que creo que es posible que tengais que seguir aguantándome en otro recodo del ciberespacio.
Sobre todo no os preocupeis: a mi vuelta recordaré poner las velas blancas… gracias a todos por acompañarme en este fantástico viaje, me habeis ayudado en los momentos más duros, y habeis compartido conmigo los mejores ratos. Mil gracias… nos vemos en el laberinto…

lunes, 25 de mayo de 2009

Donaudampfschiffahrtselektrizitätenhauptbetriebswerkbauunterbeamtengesellschaft


Bueno... creo que ha llegado la hora de que os ponga al día una vez mas. Mañana me quedará un mes justo de estar en esta maravillosa ciudad que ahora resplandece a cuarenta grados. Y yo paseo por sus calles sin poderme quitar de la cabeza la canción de Eleanor Rigby...pero hoy no voy a hablaros de París. Tan sólo deciros que encontré un nuevo trabajo como profe de español, a una antigua cantante de jazz que me paga con clases de canto, así que ya tengo otra cosa más que echar de menos cuando vuelva a España.
La razón de mi desaparición durante el último mes, fue que a mi vuelta de España, apenas tuve un día libre (que utilicé para irme al concierto de Ska-p, aquí en París, que estuvo increible), y me fui a una isla del Atlántico, la Isla de Brèhat, en la Bretaña. En realidad es todo un archipiélago, con su centro en dos islas más grandes que el resto y unidas entre ellas por un puente de piedra. ¿que puedo contaros? Las vacas pastaban la hierba alta y verde, las casitas de piedra con los agudos y negros tejados se escondían por todos los rincones de la isla... Vivíamos en una casa enorme (tenía que serlo, éramos diez, y aun así sobraron camas) de tres pisos, con una gran chimenea. Hicimos pan en el horno, cocinamos, comimos "mashmellows" (esas nubes de gominola que hay que poner al fuego para que se tuesten), robamos la leña que necesitamos, y nos bañamos en el agua helada. Yo me dediqué a dar largos paseos y coger conchas en la playa... Todo el mundo iba por ahi con unos carritos rarísimos, por que no hay apenas coches (tampoco hay carretera)...por las noches cenábamos todos juntos y hablábamos del Líbano sin parar (había cuatro personas del Líbano, y cuando se juntan son imparables, y su nacionalismo exacerbado también...¿sabíais que el Líbano está en el centro geográfico del mundo, que por otra parte, es esférico? Yo no...)Pero bueno, bromas aparte, tuvimos unos días muy tranquilos y muy alegres.
Pocos días después de mi vuelta, emprendí con energía mi viaje por tierras germánicas, que estuvo genial... Visité Heildelberg, una ciudad preciosa y típicamente alemana, comí Leeberkäse (una especie de pan-queso hecho exclusivamente de carne, que es increible), me pasée por un museo de árboles (el Arboretum de Heildelberg) dónde encontré unas secuoyas antiquísimas y enormes, comí bretzels... Y luego partimos hacia Hannover, una ciudad mucho más grande e industrializada, con una universidad bastante bonita, y dos lagos (obra de Hitler). Después partimos hacia Essens, un pequeño y precioso pueblo en la playa del Mar del Norte: fue una delicia. Dimos paseos en bici por los alrededores, siempre verdes, y visitamos el casco histórico: una iglesia del renacimiento, y una fila de casas en torno a ella. Al día siguiente cogímos un barco hasta Spiekeroog, una isla casi deshabitada (por que se mueve y cambia, ya que está hecha de arena blanca y fina). El cielo es de un azul pálido dificil de imaginar si no lo has visto antes, y la playa blanca resplandeciente, salpicada de pequeñas conchas negras. Por supuesto, comí chocolate (sólo en el supermercado tienen como 60 clases diferentes de chococlate, hasta vi chocolate de wasabi), comí más bretzels, y aprendí la curiosa forma de dar paseos en bici que tienen los alemanes, funciona así: nos preparamos todos con una gran bolsa individual en la que cada uno lleva todo lo que puede necesitar durante el viaje, (toooodo comestible, 60% chocolate), y salimos todos tempranito. Recorremos tres kilómetros, y paramos en un merendero para disfrutar de nuestro chocolate, y la primera increible cerveza (0.5 l., 5% alcohol). Después de una media hora descansado de la media hora de bici, recorremos otros tres kilómetros, y paramos en un bar a tomar otras increibles cervezas, y seguir disfrutando del contenido de nuestras bolsas individuales. Después de cerca de una hora, cogemos las bicis de nuevo y nos encaminamos hacia otro merendero, dónde vamos a comer (¿no habíamos comido ya, y desayunado panecillos y salchichas de Bavaria hace cerca de dos horas? No, que va, eso eran el primer, el segundo y el tercer desayuno...)Tras quince agotadores minutos de pedaleo (agotadores por la cantidad de alcohol que llevaba en las venas, los que me conoceis bien sabeis que tumbo con dos cervezas, sobre todo si son tan increibles), nos sentamos todos en mitad de un bosque paradisíaco a comer más panecillos y ensalada, y por supuesto beber más increible cerveza, e incluso chupito al final de la comida. De la vuelta no recuerdo demasiado, sólo que era profundamente feliz, y casi me caigo unas cuantas veces de la bici, por intentar tocar el timbre. ¿Os ha gustado mi historia? Pues ahora añadirle el componente lingüístico (nadie hablaba inglés, ni francés, y yo no hablaba alemán)...Así que, queridos amigos, he llegado a una conclusión: Alemania es el paraiso. Comes y bebes todo el rato, sin tener que mantener conversaciones innecesarias y molestas sobre la extraña naturaleza de las salchichas que te estas comiendo, vives en medio del bosque, y cuando vuelves a casa, las ventanas pueden abrirse de quincemil formas diferentes, hay dos calefacciones, una para el aire y otra para el suelo, todo es blandito, suave y de colores preciosos, todo está ordenado, pensado y perfectamente organizado para colmar de felicidad al hombre más exigente... mis sueños estaban repletos de bretzels y cerveza... en fin, que he decidido aprender alemán. Por el momento, me he estado informando, y parece ser que tienen cierta tendencia a las palabras largas, como la que pongo en el título, que significa algo así como "Asociación de funcionarios de rango inferior que trabajan en las fábricas que proporcionan electricidad a los barcos que navegan por el Danubio". Creo. No me negareis que tiene miga... y ¿os he hablado ya de la cerveza? Era increible...

martes, 12 de mayo de 2009

Post antiguo

Este es un post que me hubiera gustado publicar mucho antes... pero por razones que explicaré no pude. Lleva escrito casi un mes... os prometo explicarlo todo... en otro post:
Desde que el sol tiñe de nuevos colores los viejos edificios de París, abrirme camino esquivando turistas para llegar hasta la facultad, se ha convertido en una lucha desenfrenada del individuo contra el medio hostil, o si lo preferís, en mi nuevo deporte habitual. Lástima que, como la mayoría de los deportes (salvo honrosas excepciones) tampoco implique un gran incremento de mi actividad intelectual, por que… ¡Premio! La facultad sigue cerrada, en huelga.
Mi desesperación ha ido incrementándose, ha llegado al borde de la histeria, ha tocado su cenit, ha caído en picado… y ahora me encuentro en el extraño vacío del otro lado. Mis relaciones con los profesores se limitan a breves intercambios de trabajos escritos por Internet. Cosa que me deja bastante tiempo para pensar… (los que me conoceis os estareis llevando las manos a la cabeza).
Por que, chico, entiendo que las tropas de Alejandro, cansadas, heridas, hartas de que las tribus locales les acribillasen con flechas y lanzas envenenadas, de comer frutas y verduras (y de vez en cuando, alguna que otra vaca sagrada), de llevar ellos solos todo el peso del campamento (también se habían comido a los caballos) y después de ocho años de periplo asiático…hicieran huelga, y se negaran a cruzar el Ganges. Ellos sí que tenían motivos. Y aún así solo duró unas pocas semanas, y ocurrieron cosas grandiosas, como la fundación de otra Alejandría, festivales, matrimonios, felices reencuentros, reyes que dejan de creerse dioses, etc…En cambio, Francia lleva tres años sometiendo a sus estudiantes a una huelga sistemática debido a unas reformas que, sí, nos incomodan, como todas las reformas (en un sistema tan pomposamente petrificado, probablemente harían huelga si alguien sugiere cambiar los incomodísimos pero gloriosamente ancianos asientos de los anfiteatros) pero que no son nada comparadas con la que se nos viene encima a los españoles con nuestro nuevo Plan Bolonia, por que, queridísimos amigos, no se si vuestra especialidad estará en peligro PERO LA MÍA SI.
Hace unas semanas una amiga me mandó un correo electrónico, y no quería creerlo, pero desde entonces he tenido tiempo para comprobarlo con mis propios ojos: LA PREHISTORIA NO CONSTA COMO ESPECIALIDAD DENTRO DEL NUEVO GRADO DE HISTORIA.
Desde aquí hago un humilde llamamiento a todos los peces gordos: por favor, señoras y caballeros. No soy la más indicada para explicarles las dificultades por las que atraviesa nuestra querida Prehistoria a lo largo del siglo XX (que prácticamente la vio nacer como ciencia) en toda Europa. Para que se hagan una idea, grandes científicos de nuestra disciplina como François Bordes deben sus grandes conocimientos a un aprendizaje casi en exclusiva autodidacta: y no hablemos en España, dónde, en los años 60, el manual de referencia era aquél que publica Hugo Obermaier a principios de siglo. Así que todo, absolutamente todo lo que se ha conseguido a nivel académico desde los años 80 queda borrado de un plumazo, negando a nuestros futuros licenciados la posibilidad de estudiar a fondo tan apasionante disciplina, a menos, claro está, que tengan suficiente dinero y tiempo en su vida como para especializarse haciendo un puñetero máster, que todavía nadie se ha molestado en adecentar (por lo que me han contado). Y para rematar la faena, alguien tuvo la espléndida idea de hacerlo precisamente en 2009, esto es, 150 aniversario de la publicación de “El orígen de las especies”. Cojonudo. (Perdón por la expresión, es para que os deis cuenta de que estoy realmente cabreada).
Así que no es de extrañar, que, visto el panorama, me dedique día sí día no a observar desde mi ventana el vuelo de las palomas que pueblan los tejados de París. Otro día os hablaré de mi viaje a Saint Malo, y el Monte de Saint Michel; de mi nueva amiga Pilar, que lleva varias décadas viviendo en París y me descubre aquellos rincones con los que un estudiante no puede ni soñar, cuando sus viajes, conferencias y cruceros por el Mediterráneo le dejan tiempo (desde aquí, le envío un afectuoso saludo, pues sé de buena tinta que lee mi blog); de mi breve incursión en el mundo de la fotografía artística de la mano de Louis-Victoria, una fotógrafa alemana; de mi querida librería de cinco plantas, Gilbert Joseph, en el Boulevard de Saint Michel, dónde los libros de segunda mano cuestan mucho menos que un café (y a veces, los nuevos también); de mi nueva aventura literaria, que me ha llevado a devorar cinco o seis volúmenes a la semana; del nuevo y extraño trabajo que encontré hace un par de meses, cuidando (mientras sus padres están en casa) a una niña de dos añitos que vive en mi mismo bloque… De momento, sin embargo, observad conmigo el suave aletear mullido de las palomas, (que han reemplazado a los cuervos, cómo el sol radiante ha reemplazado a la lluvia) sobre las miles de cilíndricas chimeneas de cerámica…

* * * * * *
La paloma, más grande de lo normal y de un color gris pálido, con un aro verde suave alrededor de su cuello, miró sin comprender el cielo azul del atardecer, surcado de ocasionales nubes estiradas del mismo color que sus plumas, contra el naranja amarillento que perfilaba, en toda su imponente altura, la negra torre de Montparnasse.
Incluso encima de los tejados, cómodamente posada en un pararrayos, la temperatura era cálida. Todas las tardes, desde la llegada del buen tiempo, contemplaba el atardecer desde aquel alto tejado, desde el que sus ojos redondos y completamente abiertos en una perpetua y estúpida expresión de asombro, podían vislumbrar claramente la majestuosa Val de Grace, y allá a lo lejos, la cúpula blanca y enorme del observatorio astronómico de Denfert-Rochereau. A veces, en las ventanas abiertas veía a la gente. Una chica morena la observaba pensativa desde su ventana, en un tejado contiguo, mirando el atardecer de París, sin comprender tampoco. Pero pronto una nueva pareja de congéneres llamó su atención: con un suave arrullo llegaron para beber el agua de lluvia de una de las muchas pequeñas chimeneas cegadas, y partieron tan pronto como su sed estuvo saciada, dejando tras de sí el sonido de miles de plumas al entrechocar, junto con el suspiro de sus pequeños pulmones; un sonido que recordaba al calor sofocante del verano, cuando la brisa está quieta y el sol cae, denso y casi líquido, desde el cielo azul profundo. Éste recuerdo le dio ganas de volar con el viento ahora que aún podía disfrutar del fresquito de las noches. Se alejó, recortándose contra el cielo ya oscurecido, y en cuestión de segundos se encontraba ya mucho más allá del observatorio. Mientras el pararrayos todavía no había dejado de oscilar por su brusca partida, ella desapareció, disolviéndose en el gris del cielo, casi nocturno.

viernes, 3 de abril de 2009

Mas visitas

“Evidentemente, es importantísimo estar sobrio cuando te enfrentas a un examen. Ignorar este sencillo hecho ha provocado la aparición y florecimiento de más de un profesional de la limpieza callejera, el robo de fruta en los mercados, o la guitarra en el metro.
Pero Victor tenía motivos muy especiales para mantenerse alerta.
Podía cometer un error, y aprobar.
Su difunto tío le había dejado una pequeña fortuna para que no se convirtiera en mago. No se había dado cuenta cuando redactó el testamento, pero eso era exactamente lo que había hecho el anciano. Creía estar ayudando a su sobrino a realizar sus estudios universitarios, pero Victor Tugelbend era un joven muy inteligente en el sentido más retorcido de la palabra, y había razonado de la siguiente manera:
¿Cuáles eran las ventajas y las desventajas de ser un mago? Bueno, para empezar uno conseguía cierto prestigio, pero se encontraba a menudo en situaciones peligrosas, y corría el riesgo constante de ser asesinado por un camarada mago. No le atraía ni lo más mínimo convertirse en un cadáver muy respetado.
Por otra parte...
¿Cuáles eran las ventajas y desventajas de ser un estudiante de magia? Tenías bastante tiempo libre, ciertas licencias en asuntos como beber litros de cerveza y cantar canciones picantes, nadie trataba de asesinarte (excepto en el sentido vulgar y cotidiano de Ankh-Morpork) y, gracias al legado, también podía permitirse un estilo de vida modesto, pero cómodo. Por supuesto, lo del prestigio quedaba descartado, pero al menos seguías vivo para saberlo.”

Quienes conozcais a Terry Pratchett no necesitais que os explique nada, y para los que no lo conoceis, pero sois estudiantes cómo yo, es una buena introducción.
Esta noche, mientras el ojo de Sauron da vueltas allá en su torre buscando quién sabe qué, espero asomada a la ventana que Peter Pan aparezca y me anuncie que, aunque con muchos años de retraso, sigue queriendo llevarme consigo al país de Nunca Jamás.
Espero que acabe esta puñetera huelga que está terminando con mis nervios y la escasa motivación que tenía.
Espero que esta maravillosamente hostil ciudad termine de darse cuenta de que estoy aquí.
… y me he cansado de esperar.
Cómo de costumbre, muchas cosas han pasado desde la última vez que actualicé: el hecho más destacado ha sido la visita de mis queridas Oihane, Sara, Inés y Patri. Y redescubrir este tipo de sinergia que sólo se da cuando estamos todas juntas. Ese tipo de magia que nos ha hecho vivir cosas increíbles desde que nos conocimos. De no haber sido por ellas, por ejemplo, nunca habría descubierto lo que se siente cuando el sol se cuela en las entrañas de un barco y el mar te mece para que te despiertes ………levantarte y zambullirte en el agua azul verdoso……….
Tampoco habría descubierto nunca que los bailes de madrugada, cuando el agotamiento te lleva a un tipo especial de resistencia, son los mejores. Ni que aunque una amiga viva al otro lado del mundo, cuando vuelve todo sigue como antes ………..parloteando en las habitaciones del Cova mientras las mismas risas nos alejan flotando del mismo lugar del que lo hicieron hace un año………….Ni que romper con un novio puede ser el comienzo de una noche memorable e increíblemente divertida que comienza a las tres de la tarde cuando tu amiga se presenta en tu cuarto llorosa, y te anuncia la ruptura…….. Ni que las amigas pueden tragarse sus reservas y temores con tal de verte feliz. Ni que cada persona importante tiene una canción propia, que sólo se canta en momentos especiales. Ni que puedes llegar a añorar la música que normalmente detestas, sólo por que es la banda sonora de tu amistad.
Ni tampoco habría descubierto una pegatina de Soria ¡ya! En la pared de un diminuto tugurio del barrio latino, ni me habría metido en una bola gigante en el boulevard de St. Michel, ni habría dormido a gusto con tres personas más en un cuarto de diez metros cuadrados, ni habría bebido calimocho al borde del Sena…
¿Qué os puedo decir del tiempo que las chicas pasaron aquí? Pues que, aunque sé que ninguna de ellas lee mi blog, me encantaría dedicarles la actualización ésta vez.
Hacedles saber (aunque ya lo saben) que su visita me encantó, y que sólo fue otro capítulo más en un libro que lleva escribiéndose cuatro años.
Y que espero que siga así durante mucho tiempo más… por que a diferencia de Victor Tugelbend (cuyo tío financia el alargamiento de, sin duda, la época más maravillosa de su vida) nosotras no tenemos más remedio que aprobar y llegar lo antes posible a ser magas. Y aunque todas sabemos inconscientemente que eso puede significar el fin de la magia, seguimos adelante con la certeza de que siempre que exista un camino para encontrarnos de nuevo, lo tomaremos sin dudar un segundo. Ni océanos, ni mares, ni mareas, ni resacas, ni trapos (o platos) sucios, ni novios, ni gustos completamente diferentes en todo, han podido de momento con nosotras.
Tampoco podrá ningún posgrado, ni siquiera Florencia.
Desde aquí un beso enorme para todas. Lo que os tenía que decir ya os lo dije en París. Y bueno, ahí va un poquito mas de la historia de Víctor… para los que le pique la curiosidad, leedla en “Imágenes en acción”.
“De manera que Victor había dedicado una considerable cantidad de energía a estudiar, en primer lugar, las bizantinas normas que regulaban los exámenes de la Universidad Invisible, así como todas las preguntas que se habían presentado en dichos exámenes durante los cincuenta últimos años.
En los exámenes finales, la nota mínima para aprobar era un 88.
Suspender sería sencillo. Hasta un imbécil podría suspender.
Pero el tío de Victor no había sido ningún imbécil. Una de las condiciones que imponía el testamento era que, en caso de que Victor obtuviera una puntuación por debajo de 80, el suministro de dinero se cortaría en el acto.
En cierto sentido, había tenido éxito. Pocos estudiantes habían estudiado tanto como Victor. Se decía que sus conocimientos de magia rivalizaban con los de algunos de los magos superiores. Se pasaba horas y horas en una cómoda silla de la biblioteca, leyendo Grimorios. Investigaba sobre formulaciones de preguntas y técnicas de exámenes. Escuchaba las conferencias hasta que podía citarlas de memoria. Todo el personal docente lo consideraba el estudiante más inteligente, y desde luego el más trabajador, que habían tenido durante décadas. Y, en todos los exámenes finales, cuidadosa y certeramente, obtenía siempre una nota de 84. Era increíble.
El archicanciller leyó la última página.
-Ah. Ya veo -dijo al final-. Siente lástima por el pobre chico, ¿verdad?
-No creo que hayas comprendido lo que quiero decir, señor –dijo el tesorero.
-Pues me parece bastante obvio -replicó el archicanciller-. El chaval este suspende siempre por los pelos. -Señaló uno de los papeles-. En cualquier caso, aquí dice que aprobó hace tres años. Obtuvo un 91.
-Sí, archicanciller. Pero apeló.
-¿Apeló? ¿Contra su aprobado?
-Dijo que no creía que los examinadores se hubieran dado cuenta de que había cometido un error con las formas alotrópicas del octhierro en la pregunta número seis. Dijo que su conciencia no lo dejaría vivir tranquilo. Dijo que le remordería durante el resto de su vida si adelantaba de manera injusta a estudiantes mejor preparados y más dignos que él. El señor habrá advertido que en los exámenes siguientes sólo obtuvo puntuaciones de 82 y 83.
-Y eso, ¿por qué?
-Creemos que apuesta sobre seguro, señor. El archicanciller tamborileó los dedos con impaciencia sobre el escritorio.
-No lo podemos tolerar -dijo al final-. No podemos tolerar que alguien vaya por ahí siendo un casi mago y riéndose de nosotros ante nuestras propias... nuestras propias... ¿ante nuestras propias qué se ríe la gente?
-Yo opino lo mismo -ronroneó el tesorero, sin responder.
-Hay que hacer algo de él -insistió el archicanciller con firmeza.
-Con él, señor. Hacer algo de él significaría darle una profesión, o algo por el estilo -señaló el hombrecillo.
-Sí. Bien pensado. Pues hagamos algo con él.
-El problema es, ¿qué hacemos? Hasta ahora, es él quien hace algo con nosotros. Concretamente, burlarse -señaló el tesorero.
-En ese caso, habrá que restablecer el equilibrio de las cosas. O con las cosas -dijo el archicanciller. El tesorero puso los ojos en blanco.
-Así que quieres que lo ponga de patitas en la calle, ¿eh? -siguió su superior-. Pues nada, que venga a verme mañana por la mañana y...
-No, archicanciller. No podemos hacer las cosas así como así.
-¿Cómo que no podemos? ¡Creí que los que mandábamos éramos nosotros!
-Sí, pero todas las precauciones son pocas cuando anda de por medio el señor Tugelbend. Es un auténtico experto en legislaciones internas de la universidad. Así que se me ocurrió que, mañana, podríamos presentarle este examen final.
El archicanciller cogió el documento que le tendían. Movió los labios en silencio al leerlo.
-¿Sólo una pregunta?
-Sí. No tendrá más remedio que aprobar o suspender. Me gustaría ver cómo se las arregla para sacar un 84 con esto. (…)

Ponder Stibbons volvió a leer la pregunta: «¿Cuál es tu nombre?».
La respondió.
Tras un rato, la subrayó, varias veces, con su rotulador fosforescente de la suerte.
Tras otro rato, para demostrar su buena voluntad y espíritu de cooperación, escribió encima: «La respuesta a la Pregunta Número
Uno es:».
Diez minutos más tarde, se aventuró a añadir «Ése es mi nombre» en la línea inferior, y subrayó la frase con un trazo grueso.
Pensó que el pobre Victor iba a lamentar amargamente haberse perdido aquella oportunidad.
¿Dónde estaría?.”

miércoles, 4 de marzo de 2009


Bueno: tras un fin de semana acompañada de Rosa y Gonzalo, haciendo de nuevo turismo por las calles de esta maravillosa ciudad, me dispongo a descubriros un par de nuevos lugares de los cuales no había hablado todavía en el blog... pero vamos por partes.
El sol ha comenzado ha hacer su aparición más a menudo, la temperatura es más que decente, y el azul ha vuelto al cielo de París. Cualquier hora es buena para salir y disfrutar de la ciudad, que adquiere una nueva dimensión, una nueva personalidad. Es la diferencia entre una peli en color y otra en blanco y negro...sólo que todo sigue siendo como en las pelis de Chaplin (es decir, hermosísimo) pese a que el colorido lo inunda todo, e incluso me cuesta reconocer las calles. El cambio que ha operado la climatología no es exclusivo para esta ciudad, como podeis comprobar: en mi interior también florecen pequeños pastitos interiores (parafraseando a Miguelito...)
Pero en fin, quizás sea sólo mi cabeza, quizás mi optimismo, pero cada día me despierto con una nueva sorpresa, siempre el día me depara algo maravilloso (y no estoy exagerando...) tengo muchas cosas nuevas que contar, pero por hoy me limitaré a hablaros del Jardín de las Plantas, y de la Mezquita, que están al lado el uno del otro, y es una buena opción para pasar un día entretenido.
En primer lugar está el Jardín de las Plantas, un parque estilo francés (cómo no) que alberga en su interior preciosos paseos, pero también un zoológico (parte del cual está abierto al público), el Museo de Ciencias Naturales, un jardín botánico, varias exposiciones (la que está ahora mismo es de Cetáceos), el Museo de la Mineralogía y la Galería de la Evolución y la Paleontología. Os podeis imaginar cómo me puse el día que lo descubrí: me tiré como media hora delante del museo (que ya estaba cerrando) intentando ver la pelvis vestigial en el esqueleto de ballena que se ve desde una ventana (pero no la encontré). Es un paseo increible para estar allí todo el día, y disfrutar de las maravillas de la vida y el universo.
Al lado se encuentra...el Magreb. Una pequeña esquirla del corazón del Norte de África clavada en el centro de París. Un patio cerrado, con varios edificios en su interior (incluyendo una Sauna, abierta para hombres y mujeres en días alternativos) en el cual se puede disfrutar, por un módico precio, de un buen té moruno servido en un ambiente aún más moruno. El centro de todo eso no son los maravillosos pasteles expuestos en un mostrador nada más entrar, sino la mezquita.
Gonzalo y Rosa, que realizaron conmigo éste mismo recorrido, os pueden hablar del maravilloso día que pasamos.
Me han pasado otras cosas desde la última vez que escribí, la verdad es que estoy en racha, pero me las guardo para la próxima actualización. Sólo deciros que estos días mi periplo ochentero está alcanzando su cénit (espero) mientra me trago, una detrás de otra, las seis pelis de Star Wars. Después de esto, ya he subido demasiado, y creo que sólo queda bajar...
Muchos besitos a todos.

martes, 17 de febrero de 2009

In the (= ´s




Para que no digais que estoy dejando el blog, toma, dos actualizaciones en menos de una semana…
El caso es que el otro día, unos cuantos alemanes y yo (la más bajita, aunque parezca mentira… ahora comprendo a Oihane y a Patri jejejeje…) nos fuimos a ver un antiguo acueducto que está por Bastille, antiguamente utilizado para transportar el agua hasta la ciudad, y actualmente habilitado para… caminar por encima. Esto no resultaría tan extraño, de no ser que no es un mero camino, sino una especie de parque longitudinal, con sus plantas, sus florecitas, donde la gente sale a correr, y desde dónde se pueden ver el interior de los pisos más altos de la zona, cuyos habitantes no acostumbran a poner cortinas. Es uno de esos rincones de París que no suelen visitar los turistas y que te ayuda a darte cuenta de que París tiene muchísimas sorpresas dondequiera que vayas.
Por lo demás, sigo frikeando…reviviendo la guerra fría en su punto más álgido gracias a los testimonios exclusivos de algún que otro integrante del bando comunista obligado a vivir entre nosotros, y con la música de Ántrax en el ordena… ahora mismo, estoy en una extraña pero divertida fase. Me explico. Me he subido a bordo del Enano Rojo, he puesto a tope la música de Cristina Rosenvinge, he borrado todas mis listas de reproducción sustituyéndolas por cassettes de la movida y… allá voy, rumbo a los 80…(que por cierto, acabo de descubrir que si tecleas 80 pulsando a la vez el Alt te sale un muñeco sonriente con ojos de fumao…). Me excusaré diciendo que era inevitable, tras mi estancia en Cicely, Alaska, que intentase rememorar todos aquellos buenos tiempos…Por ejemplo viendo Dirty Dancing, Los Goonies o E.T, o escuchando a la chillona Cindy Lauper.
Obviamente, esta locura tendrá que acabar algún día (espero que antes de que me de por cortarme el pelo con un trozo de madera y comprarme pantalones altos y chalecos con chapas)… mientras me decido (Should I stay or should I go?) recibiré en mi pequeño universo la visita de Rosa y Gonzalo, que me traerán la dosis de buen rollo que me hace falta para estar dabuti…yeah!
En cuanto a lo demás… el tiempo sigue gris, pero la temperatura es un poco menos hostil al desarrollo de cualquier forma de vida basada en el carbono. Mis investigaciones sobre el Minotauro van un poco atascadas, debido al poco interés que me suscita dicho tema (en realidad, todo es mucho menos interesante cuando tienes que arbitrar entre los escritores griegos: Platón me ayuda bastante, pero entre Diodoro de Sicilia y Tucídides no hay manera de llegar a un acuerdo). Ahora también tengo que realizar un estudio sobre la reacción del pueblo romano ante la muerte de Nerón… ¿Cómo narices me he metido en esto? Sinf… Sin embargo, el señor Bordes y yo, pese a nuestras recientes desavenencias, parece que nos vamos entendiendo… ya me ha perdonado que le insultase aquella vez que me subió la fiebre.
En fin… continuare escribiendo, y espero que más a menudo que antes.
Besos ochenteros…
PD- La foto es de una fiesta de disfraces que hubo hace un par de meses...Los chicos son Dario y Federico (ambos italianos)

miércoles, 11 de febrero de 2009

6 milliards des autres

Desde luego, el pueblo francés tiene en las venas el zumo revolucionario: la reforma educativa propuesta por el gobierno ha tenido un eco profundo entre el alumnado… y el profesorado. Básicamente, las condiciones para acceder a un puesto de trabajo fijo o conseguir el título de doctorado han empeorado hasta el punto de que un profesor de secundaria, con su título y su oposición en el bolsillo, posiblemente sea pagado (si tiene la suerte de conseguir un trabajo fijo, cosa que también es muy complicada) solo por 10 meses al año. También han puesto dificultades a aquellos que quieren (queremos) dedicarnos a la investigación, puesto que en el caso de que decidas sacrificar tus mejores años haciendo una tesis doctoral, un tribunal tendrá derecho a valorar si mereces obtener el título (no ya una plaza): y aun el caso de que lo obtengas, y consigas una plaza en alguna universidad, tienes la posibilidad de perder tu empleo en cualquier momento, debido a un sistema de evaluación del profesorado, que no es mas que una forma encubierta de “echo a quien quiero”. Y esto es sólo una pequeña parte…

Pero en fin… hoy París se ha despertado radiante, resplandeciente, teñido del sol y el azul del cielo. Tanto que dan ganas de ir a tocar al Jardín de Luxemburgo ese Negro Cinturón que estuve practicando ayer…on verra… de momento acabo de volver de pasear por los Campos Elíseos, después de una exposición magnífica, “6 milliards des autres”, un recorrido por las inquietudes, miedos, primeros recuerdos, felicidad, tristeza, amores, experiencias, etc. de personas de todo el globo… y es increíble, por que son ellos quienes hablan, en unas grandes carpas situadas dentro del Grand Palais, subtitulados en inglés y francés, respondiendo a preguntas como ¿qué es para ti la felicidad? ¿Qué mensaje le darías a todos los habitantes de la tierra? ¿Qué es lo que te da más miedo en la vida? Escuchar a los supervivientes del genocidio de Ruanda, revivir los amores de tanta gente, escucharles hablar de su educación, su familia… en fin, increíble.

En otro orden de cosas, hoy me he despertado con un obrero sonriente frente a mi ventana… y no quiero decir en el tejado de enfrente: tengo un andamio justo al lado que está afectando seriamente a mi higiene personal, puesto que tengo la ducha al lado de la cama… así que nada de duchas en horario de trabajo.
Y por lo demás… París pinta bien, cada vez mejor este año… el otro día sin ir mas lejos, por extraordinarias circunstancias me encontré bebiéndome una Desperados bajo los puentes del Sena, desde dónde podíamos ver Notre Dame, a ritmo de música árabe interpretada al violín y la voz de Darinne, que nos acercaba las canciones tradicionales… cada día me encuentro haciendo cosas que no había planificado para nada (cosa bastante inusual en mí) lo cual solo contribuye a aumentar mi sensación de dejarme llevar por este maravilloso río… mi vida está tomando un rumbo interesante tras varios meses de soledad y monotonía. Muchos ya estais al corriente de que mi estado emocional ya puede denominarse “estable”; tras varios meses de caer en picado el piloto automático se ha encendido y ahora floto…. Cada vez más alto… o quizás simplemente me recuesto, como Alfonsina, arrullada en el canto de las caracolas marinas, borrado ya el sendero que llega hasta el agua profunda, hasta la espuma, como en la fantástica canción de Pasión Vega.
De momento sigo con la canción que canta en el fondo oscuro del mar, la caracola, buscando poemas nuevos en esa voz antigua de viento y de sal… y me voy hacia allá como en sueños… Dormida como Alfonsina....

lunes, 5 de enero de 2009

2009

“No se trataba de la antigua serenidad, el ánimo pensativo que es el recogimiento. Era una meditación intranquila, una insatisfacción latente. Y aunque desaparecía de sus ojos cuando yo la llamaba o le contestaba, a furia parecía acumularse muy cerca de la superficie.
-Oh, tu sabes cómo me gustaría-le contesté persistiendo en el mito de mi propia voluntad-alguna buhardilla cerca de la Sorbona, lo bastante cerca del alboroto de rue St. Michel, lo suficientemente distante”
Mientras escuchaba “Leaving for Paris” de Rufus Wainwright (una vez más, gracias Maya) en el autobús que habría de llevarme desde el aeropuerto de Lilly hasta la capital de Francia, estas palabras salieron de la boca de un viejo conocido (que como muchos sabeis, por que os doy el coñazo, es uno de mis personajes favoritos de la literatura vampiresca, después de mi querido Marius) y me ayudaron a entender porqué elegí esta ciudad como Destino. Las leyes de la causalidad, esas caprichosas damas que rigen mi multiverso particular, habían dispuesto no obstante más sorpresas para mi vuelta.
Pero empecemos por el principio: después de una despedida un tanto tormentosa de la ciudad de la luz el 20 de diciembre (por una serie de caóticas circunstancias, casi pierdo el avión), y unas navidades en mi tierra natal, durante las cuales he experimentado la paz más absoluta, imbuida en las montañas, la nieve, el cielo radiante, mi maravillosa familia, y ese ser de bondad sobrenatural y ternura infinita que es Canela, hoy me ha despertado la voz de mi madre a las ocho de la mañana, y yo me he sorprendido sin querer abandonar mi cómodo y grueso colchón nuevo.
No voy a contaros mi viaje desde Soria hasta París, por que ahora que estoy cómodamente refugiada en mi madriguera, me canso solo de recordarlo. Además, un par de simpáticas compañeras de viaje me han amenizado el vuelo, que en lugar de aterrizar a 80 km. de París (en el aeropuerto de Beauvais) como estaba previsto, nos ha dejado en la ciudad que antes os he mencionado, a 230 km. aproximadamente. Eso significa que, aunque Ryanair se ha enrollado esta vez, y nos ha colocado un bus gratuito desde este aeropuerto hasta París, nos hemos comido dos horas y pico de bus. Mi humor descendía peligrosamente hasta el punto de no-retorno.
En estas estamos, que cuando cojo el RER, una voz detrás de mí grita mi nombre: sin poder creerlo me encuentro con Francesco (cuyo avión, sin embargo, había aterrizado correctamente en Beauvais, y a la hora prevista, y que se encontraba allí tan sólo por que se había equivocado de tren). Esto consiguió que mi estado de ánimo se mantuviese milagrosamente en “cansado-cercano-al-enfado” (como en aquella canción de Javat y Kamel)
A la salida, la fontaine de Saint Michel me recibió con el Boulevard congelado, y muy pocas personas por la calle. Apenas un vistazo fugaz al Panteón, y una cuchilla de brisa helada se coló por mi cuello y me convenció de no querer volver a hacerlo.
Mi ascensor sigue roto, así que he subido los siete pisos con la maleta, para encontrarme en el felpudo de mi buhardilla, nada más llegar, una postal de mis queridas niñas Oihane, Patri, Sara e Inés felicitándome por navidad (lo cual ha elevado mi humor de nuevo, hasta el nivel “Estoy-dispuesta-a-hacerme-un-té”).
Y por último, mientras escribo estas palabras tumbada en mi cama, de entre mis cuarentaypico gigas de música, mi querido ordenador ha elegido reproducir La vie en rose (versión de Andre Rieu), y acercándome a la ventana, me he dado cuenta de que la torre ha cambiado de color: ahora está amarilla. Y aunque el azul siempre es más bonito, no he podido evitar pensar en su frialdad, frente a la calidez del amarillo que esta vez me ha recibido.
Y además, ¿Quién sabe? Quizás ya ha pasado la parte más difícil, y ahora comienzo a subir por el segundo brazo de la “U” del ErasmUs, después de haber descendido hasta lo más profundo de esta ciudad. Quizás ahora toque volar, elevarse de nuevo y tocar con los dedos el cielo rojo oscuro. Y esta vez, no me falta ni el ánimo, ni la buena compañía.